Porque todos los hombres son pecadores y ofensores contra Dios, e infractores de su ley y sus mandamientos, por lo tanto, ningún hombre puede ser justificado por sus propios actos, obras y hechos (ya que estos nunca son tan buenos), y ser hecho justo ante Dios, sino que todo hombre se ve obligado a buscar otra justicia o justificación, para recibirla de las propias manos de Dios, es decir, el perdón de sus pecados y delitos, en las cosas que ha ofendido. Y esta justificación o justicia, que recibimos de la misericordia de Dios y de los méritos de Cristo, abrazados por la fe, es tomada, aceptada y permitida por Dios, para nuestra perfecta y plena justificación. Para una mejor comprensión de esto, es nuestra parte y deber recordar siempre la gran misericordia de DIOS, cómo (estando todo el mundo envuelto en el pecado por la violación de la Ley) DIOS envió a su único hijo, nuestro Salvador Cristo, a este mundo, para cumplir la Ley por nosotros, y por el derramamiento de su preciosísima sangre, para hacer un sacrificio y satisfacción, o (como puede llamarse) reparación a su Padre por nuestros pecados, para aplacar su ira e indignación concebida contra nosotros por los mismos.

La eficacia de la pasión y oblación de Cristo. En tanto que los niños, siendo bautizados y muriendo en su infancia, son por este sacrificio lavados de sus pecados, llevados al favor de DIOS, y hechos sus hijos, y herederos de su reino de los cielos. Y los que en acto o hecho pecan después de su bautismo, cuando se vuelven a DIOS sin fingir, son igualmente lavados por este sacrificio de sus pecados, de tal manera, que no queda ninguna mancha de pecado, que será imputada para su condenación. Esta es la justificación o justicia de la que habla San Pablo, cuando dice: Nadie es justificado por las obras de la Ley, sino gratuitamente por la fe en Jesucristo. Y también dice: Creemos en Jesucristo, para que seamos justificados gratuitamente por la fe de Cristo, y no por las obras de la Ley, porque nadie será justificado por las obras de la Ley (Gálatas 2.16). Y aunque esta justificación sea gratuita para nosotros, no nos llega tan gratuitamente, que no se paga ningún rescate por ello.