«Existe … Dios». Esta es la posición teísta general sobre la que descansa toda religión, y como el Artículo comienza aquí, parece necesario discutir brevemente los fundamentos del Teísmo. La palabra «Dios», según Skeat, proviene del indogermánico «Ghu», «adorar». No significa, como a menudo se ha sugerido, «bueno». El artículo aborda la creencia en Dios en dos partes, tratando primero lo que es común a todas las religiones teístas y exponiendo después lo que es distintivo del cristianismo. El teísmo no es, por supuesto, peculiar del cristianismo, y las definiciones de Dios difieren. Aunque por comodidad se sigue el orden del Artículo, no es necesario pensar que el teísmo se apoya en dos fundamentos separados y distintos, natural y sobrenatural, pues nuestra máxima autoridad para Dios es la Revelación, no la Naturaleza (Rom. 1:20). Siguiendo la Escritura, el Artículo no argumenta ni prueba, sino que asume la existencia de Dios. «Existe … Dios». «En el principio creó Dios el cielo y la tierra» (Gn. 1:1). «Pero sin fe es imposible agradarle; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan» (Heb. 11:6). Nuestro objetivo, de esta forma, no es tanto probar como explicar lo que es e implica la existencia de Dios. La Escritura reconoce un conocimiento natural de Dios (Rom. 1:19).